FÁBULAS FAMÉLICAS

El pez grande siempre se come al chico. Salvo que el chico se esté muriendo de hambre y pille al grande durmiendo la siesta con la tripa llena.
Estos cuentos no son aptos para estómagos delicados,
ni apropiados para estómagos agradecidos. No serán plato de gusto para los paladares exquisitos de críticos de morro fino. Tengan a mano la sal de fruta, no son fáciles de digerir.

SINOPSIS

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Estos cuentos no son aptos para estómagos delicados,
ni apropiados para estómagos agradecidos. Tampoco serán plato de gusto para los paladares exquisitos de críticos de morro fino. Tengan a mano la sal de fruta, no son fáciles de digerir.

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Por mucho que nos guste endulzar los cuentos; siempre es mejor que el final de la historia nos pille en lo más alto de la cadena trófica

DESTRIPAR UN LIBRO ES SANO

El parásito Liante y el gigante analfabeto

Liante era un parásito ondulante.
Vivía en un estómago repleto
donde siempre aguardaba, muy muy quieto,
las frutas que engullía el gran Gigante.

Liante era impaciente y repugnante.
Gigante era torpón y analfabeto
y no leyó el cartel que había en el seto,
una señal brillante y alarmante:

«Las bayas que esta planta viene dando
son frutos venenosos y maltrechos
que nadie debería estar catando».

Liante, ya saciado y satisfecho,
ardores y pinchazos va notando
mientras Gigante exclama:
«¡Buen provecho!»

 

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